Querida Brunhilde:
Siento mucho no haberte podido escribirte en bastante tiempo, esposa mía, las cosas por esta nueva batalla contra los franceses en Verdún, si estoy en lo cierto, se están volviendo turbias y difíciles. Además, al ser considerado buen francotirador y haberme recuperado ya de aquel dichoso disparo en la pierna, el comandante me pide que me quede largos turnos y poco puedo dormir (si es que la mente me da permiso), imagínate escribirte, querida. No puedo hacer las cartas del tirón, y por eso alguna he perdido mientras la hacía, a saber cuántos días me va a tardar hacer esta…
Las cosas aquí han cambiado mucho, pero poco me dejan contar. Solo decirte que los franceses e ingleses poseen nuevo material, muchísimo más mortífero: cañones, carros de combate, gases… Estos últimos los odio, ¿te acuerdas de Conrad, mi compañero de colegio del que te hablé la vez pasada?, desfigurada traía la faz antes de desplomarse por gas mostaza. Tanto tiempo sin vernos y al reencontrarnos… Solo me queda pensar que Dios, si es tan bondadoso de perdónale sus homicidios, lo tratará allí arriba mejor de lo que esta maldita guerra ha hecho que vivamos aquí abajo. Ahora mi mejor amiga y compañera es mi arma, mi Mauser 98, puesto a que sé que ella no se irá, excepto que yo caiga (pues sin ella hombre muerto soy). Loco puede sonar, pero no juro en falso cuando digo que es con quién más he hablado estas últimas jornadas…
Míranos, hace cosa de tres años jurando estar juntos para siempre ante nuestras familias en el altar y ahora separados por cientos de kilómetros por la Gran Guerra. Ahora yo me encuentro anhelando volver a casa y verte, mientras en unas trincheras húmedas, frías, con roedores y condiciones inhóspitas, porque esto no es vivir, pero no creo poder despreciar la vida por mala que sea habiéndosela quitado a otros. O quizá sí, ya son tantos que empiezo a pensar que uno más es insignificante, el gatillo se vuelve más fácil de apretar, ya estoy acostumbrado, y no hay de otra si queremos que Alemania continúe siendo tan magna como hasta la fecha. Es mejor que caiga el resto a que lo hagamos nosotros.
Un enorme beso, mi vida (ahora más que nunca, siento ser tan repetitivo, pero amarte es lo que mantiene a este servidor en pie). Espero que por ahí vayan las cosas lo mejor posible y todos bien os encontréis. Sé tan amable de decirle a mi madre que me encuentro mejor, por favor.
Klaus Meyer